PERÚ 1
CUARENTA AÑOS DE LUCHA INCANSABLE
Más de 21000 personas fueron asesinadas y desaparecidas durante el periodo de violencia que sufrió el Perú entre los años 1980 y 2000. El 60% de los casos ocurrieron en Ayacucho, región de la sierra peruana, que fue escenario del accionar terrorista, así como de detenciones arbitrarias. Fue precisamente allí donde nación Anfasep, una asociación integrada por mujeres que buscan justicia desde hace casi cuarenta años. |
A Lidia Flores jamás se le olvidará el momento en que divisó los restos de su esposo. Era agosto de 1984. Llevaba un mes buscándolo. Visitó comisarías y cuarteles de Ayacucho y hasta viajó a Lima, la capital, pero nada, nadie le daba información sobre su paradero.
Aún así Lidia continúo su búsqueda. Una noche lo soñó y al día siguiente lo encontró en la quebrada Moyorina. «A mi esposo lo habían botado a un barranco y había caído cerca al río. Yo reconocí a mi esposo por sus ropas. Sus manos estaban amarradas y sus dientes rotos. Los perros se lo habían estado comiendo. Su pantalón estaba roto, su chompa crema sí estaba enterita, estaban sus pelos, su calavera, los huesitos que dejaron los perros. Todo lo recogí y lo puse en mi manta, lo amarré. Yo estaba con mi bebe y así me he llevado a mi esposo en mi manta amarrada como un costalito», recuerda Lidia y se le quiebra la voz. «La Fiscalía no me quiso apoyar cuando logré ubicar a mi esposo. Yo tuve que enterrar sus restos, en la noche, a escondidas en el cementerio. Recién en el 2013 se le ha identificado y sepultado oficialmente», continúa Lidia intentando contener el llanto. Y es que han pasado 39 años y aún no encuentra justicia para su esposo Felipe Huamán Palomino, quien fuera detenido el 17 de julio de 1984 por policías muy cerca de su casa en Huamanga.
Aún así Lidia continúo su búsqueda. Una noche lo soñó y al día siguiente lo encontró en la quebrada Moyorina. «A mi esposo lo habían botado a un barranco y había caído cerca al río. Yo reconocí a mi esposo por sus ropas. Sus manos estaban amarradas y sus dientes rotos. Los perros se lo habían estado comiendo. Su pantalón estaba roto, su chompa crema sí estaba enterita, estaban sus pelos, su calavera, los huesitos que dejaron los perros. Todo lo recogí y lo puse en mi manta, lo amarré. Yo estaba con mi bebe y así me he llevado a mi esposo en mi manta amarrada como un costalito», recuerda Lidia y se le quiebra la voz. «La Fiscalía no me quiso apoyar cuando logré ubicar a mi esposo. Yo tuve que enterrar sus restos, en la noche, a escondidas en el cementerio. Recién en el 2013 se le ha identificado y sepultado oficialmente», continúa Lidia intentando contener el llanto. Y es que han pasado 39 años y aún no encuentra justicia para su esposo Felipe Huamán Palomino, quien fuera detenido el 17 de julio de 1984 por policías muy cerca de su casa en Huamanga.
En su trajinar para buscar información sobre su esposo, Lidia conoció a otras mujeres que como ella indagaban sobre el paradero de sus padres, hijos, cónyuges y hermanos en comisarías, cuarteles y Fiscalía. Estas madres, viudas, hermanas, hijas así que se unieron y formaron la Asociación Nacional de Familiares de Secuestrados, Detenidos y Desaparecidos del Perú (ANFASEP) https://anfasep.org/ con el fin de encontrar a sus familiares desaparecidos y exigir justicia. Lidia Flores es actualmente la presidenta de esta asociación que agrupa historias de lucha que llevan ya casi cuatro décadas.
La camisa
Apenas vio el cuello grande y largo de la camisa, Juana Carrión Jaulis supo que los restos óseos eran de su hermano Ricardo. La prenda la recordaba muy bien, ella misma la había planchado para que su hermano la use cuando quiera y el día que eligió para ponérsela fue el 25 de julio de 1984, el día que desapareció, tras ser detenido. Después de 35 años de búsqueda Juana encontró a su hermano. Por fin podría darle cristiana sepultura. Ahora tocaba continuar buscando a Teófilo a su hermano menor, a quien se lo llevaron los soldados. «Teófilo estaba detenido en el cuartel. Estaba con brazo torcido y una pierna torcida porque lo habían colgado de una pierna y también de los brazos. Mi hermano no podía ni pararse. Un muchacho que también estuvo detenido me dijo que mi hermano no podía caminar, se arrastraba. No le daban agua, ni comida. ‘Habrá muerto a los días, no creo que haya podido sobrevivir’, me comentó el joven 60», relata Juana Carrión y rompe en llanto. «Quiero saber quiénes han sido esos cobardes que le han hecho eso a mi hermano. Quiénes han ordenado para que lo lleven a La Hoyada porque a ese lugar nadie entraba, era un desierto, solamente los del cuartel Los Cabitos ocupaban ese lugar como campo de entrenamiento. Es allí, en ese lugar, que estaban enterrados cientos de cadáveres», cuenta Juana Carrión, quien fuera anteriormente presidenta y junto con las demás mujeres impulsaron la construcción del ‘Santuario de La Hoyada’, del que ya se puso la primera piedra en la gestión de Lidia. |
En La Hoyada se exhumaron los restos de 109 personas entre el 2005 y 2008, de estos 109 solo 50 eran cuerpos casi completos, de los cuales 14 se identificaron. Sin embargo, se calcula que en ese lugar podrían estar los restos de 500 personas. Y es que La Hoyada un paraje ubicado al lado del Cuartel Los Cabito fue un lugar de ejecuciones extrajudiciales y de fosas clandestinas de personas que fueron detenidas arbitrariamente en operativos realizados por las fuerzas del orden que buscaban terroristas.
«Nosotras continuaremos buscando a los que están desaparecidos, continuaremos pidiendo sanción para los criminales. Han pasado casi cuarenta años, las madres están muriendo sin encontrar a sus seres queridos, pero seguirán nuestros hijos con esta misión», afirma Lidia con voz enérgica que evidencia su compromiso con la verdad y la justicia.
«Nosotras continuaremos buscando a los que están desaparecidos, continuaremos pidiendo sanción para los criminales. Han pasado casi cuarenta años, las madres están muriendo sin encontrar a sus seres queridos, pero seguirán nuestros hijos con esta misión», afirma Lidia con voz enérgica que evidencia su compromiso con la verdad y la justicia.