EL SALVADOR
El Salvador y los impactos que dejó la pandemia en una sociedad fragmentada De acuerdo con el Banco Mundial, más de 720,000 personas en El Salvador (12% de la población) padecen una enfermedad renal crónica, en el 2020 más de un millón de personas dejaron de recibir sus tratamientos ambulatorios y medicamentos porque el sistema de salud volcó toda su atención a la emergencia sanitaria causada por el Covid -19.
Por Nancy Hernández
Las Mesas, El Salvador. |
|
Angélica de Jesús Pérez tiene 41 años. Desde hace años fue diagnosticada con diabetes y en 2020 le fue complicado llevar su control regular porque todo el sistema de salud de El Salvador se enfocó en atender a pacientes con covid-19 y se suspendieron las consultas.
Con el confinamiento obligatorio y las dos primeras olas de contagios que hubo en el país, los impactos económicos, sociales y psicológicos se hicieron presentes en todos los sectores sociales.
La incertidumbre y el temor al virus creció en la población, las autoridades gubernamentales volcaron su atención en atender la emergencia sanitaria para proteger la salud de los salvadoreños; no obstante, descuidaron el bienestar de miles de personas porque el sistema de salud público dejó de atender a pacientes con enfermedades crónicas, suspendió cirugías y consultas de controles.
Con el confinamiento obligatorio y las dos primeras olas de contagios que hubo en el país, los impactos económicos, sociales y psicológicos se hicieron presentes en todos los sectores sociales.
La incertidumbre y el temor al virus creció en la población, las autoridades gubernamentales volcaron su atención en atender la emergencia sanitaria para proteger la salud de los salvadoreños; no obstante, descuidaron el bienestar de miles de personas porque el sistema de salud público dejó de atender a pacientes con enfermedades crónicas, suspendió cirugías y consultas de controles.
Panorama de una crisis silenciosa
En El Salvador para 2020 había 1,858,414 personas que necesitaban de tratamientos y controles seculares, según el documento Política Nacional para el Abordaje Integral de las Enfermedades no transmisibles de 2019 del Ministerio de Salud (Minsal). La mayoría de estas personas dejaron de recibir atención durante el periodo de confinamiento, entre marzo y agosto de ese año.
El 2020 cerró con 1,336 decesos por covid-19, según los datos oficiales del Gobierno de El Salvador. Sin embargo, hasta septiembre de ese año fallecieron 5,600 personas por cáncer y 1,404 más por diabetes, insuficiencia renal, enfermedades del hígado e hipertensión, que entran en la categoría de enfermedades crónicas, así lo detalla el documento Principales causas de mortalidad ocurridas en la Red de Hospitales del Minsal de 2020 . |
Angélica Pérez, es una mujer salvadoreña de 41 años quien sufrió en carne propia no ser atendida por el sistema de salud por su padecimiento de diabetes por un año.
Foto: Nancy Hernández |
Los peligros
Esta situación puso en peligro la salud de Angélica, quien debe seguir controles cada mes y consumir de forma permanente medicamentos contra la diabetes. Ella vive en la comunidad Las Mesas, situada a 40 kilómetros de San Salvador, la capital. Es una zona rural, de difícil acceso y donde la mayoría de familias viven de la agricultura.
En el asentamiento, doce personas más, incluyendo a su padre, Julio Pérez, fueron diagnosticados con insuficiencia renal y padecen de enfermedades crónicas. Todos perdieron sus controles.
En el asentamiento, doce personas más, incluyendo a su padre, Julio Pérez, fueron diagnosticados con insuficiencia renal y padecen de enfermedades crónicas. Todos perdieron sus controles.
“Muchas personas aquí padecemos de enfermedades crónicas como el azúcar, insuficiencia renal, muchas personas perdieron sus citas, por eso es que hoy se les alargó más y en ese periodo de cuarentena se dificulta ir a la unidad de salud”, explicó.
Abandono de pacientes
La noche del 21 de marzo, el presidente Nayib Bukele anunció por cadena nacional la cuarentena obligatoria por 15 días. Aquellas dos semanas se prolongaron en angustiantes tres meses de encierro en estado de emergencia y excepción entre el 14 de marzo y el 14 de junio.
Las familias salvadoreñas, a través del Decreto Ejecutivo N°12 del Ministerio de Salud, perdieron garantías constitucionales como la libre circulación y libertad de reunión. El Salvador registró de forma oficial el primer caso de covid el 19 de marzo de 2020.
En este contexto, Silvia Juárez de la Organización de Mujeres Salvadoreñas por la Paz (ORMUSA), explicó que el colapso de servicios de Salud alrededor de la pandemia afectó y disminuyó “la calidad de vida de las personas que padecen enfermedades crónicas”.
Entre estas, advierte la especialista, se encuentran mujeres con padecimiento de cáncer, insuficiencia renal, aquellas con detección temprana de cáncer cérvico uterino, de mama y que interrumpieron todos sus procesos.
Las familias salvadoreñas, a través del Decreto Ejecutivo N°12 del Ministerio de Salud, perdieron garantías constitucionales como la libre circulación y libertad de reunión. El Salvador registró de forma oficial el primer caso de covid el 19 de marzo de 2020.
En este contexto, Silvia Juárez de la Organización de Mujeres Salvadoreñas por la Paz (ORMUSA), explicó que el colapso de servicios de Salud alrededor de la pandemia afectó y disminuyó “la calidad de vida de las personas que padecen enfermedades crónicas”.
Entre estas, advierte la especialista, se encuentran mujeres con padecimiento de cáncer, insuficiencia renal, aquellas con detección temprana de cáncer cérvico uterino, de mama y que interrumpieron todos sus procesos.
“Un año después que se presentan y empiezan a normalizarse las condiciones de salud, ya estas condiciones están claramente avanzadas y su condición de riesgo de muerte ha aumentado, es decir, que es casi matemático que pudieran ocurrir muertes por afecciones, dadas las condiciones precarias en que se dejó el sistema de salud y que durante el confinamiento no era posible una atención de calidad”, afirma la especialista.
De igual manera, el epidemiólogo Jorge Panameño señala hubo centenares de salvadoreños afectados y hasta la fecha, se desconocen los impactos o número de decesos causados por esta medida.
“Creo que en este momento ya está restablecida la atención, pero qué pasó en el momento de la cuarentena, qué consecuencias se pagaron en los dos años del periodo más álgido de la pandemia del 2020 y los primeros meses del 2021, qué sucedió, cuál ha sido el impacto, todo eso lo desconocemos. No hay información”, declaró.
“Creo que en este momento ya está restablecida la atención, pero qué pasó en el momento de la cuarentena, qué consecuencias se pagaron en los dos años del periodo más álgido de la pandemia del 2020 y los primeros meses del 2021, qué sucedió, cuál ha sido el impacto, todo eso lo desconocemos. No hay información”, declaró.
El drama de los enfermos en El Salvador
Julio Pérez, padre de Angélica, padece de insuficiencia renal desde hace una década, en el confinamiento sus tratamientos fueron suspendidos al igual que los medicamentos. No le fue posible seguir con sus controles por la suspensión y porque debido a la cuarentena no había transporte público para llegar al centro de salud.
En el caso de las personas con insuficiencia renal, algunas lograron recibir sus tratamientos de diálisis y hemodiálisis, pero no tuvieron un lugar seguro y esto significaba exponerse aún más a contagiarse de covid-19, porque su sistema inmune es vulnerable por la misma enfermedad. |
El estudio “Mortalidad por COVID-19 asociada a comorbilidades en pacientes del Instituto Salvadoreño del Seguro Social”, publicado en 2021 por el Ministerio de Salud, señala que de 2.670 pacientes con enfermedades crónicas que fueron atendidos en los hospitales del Instituto Salvadoreño del Seguro Social (ISSS) habilitados para atender a pacientes con el virus, murieron 1.234, es decir el 46.2 por ciento.
Lea también: Desde Honduras, el Covid – 19, una pandemia reveladora
Lea también: Desde Honduras, el Covid – 19, una pandemia reveladora
De estos, según el artículo, el 87 por ciento se presentaron en pacientes que se encontraban en los servicios de hospitalización; el 69.8 por ciento fueron hombres, el 50.7 por ciento (626) con edades entre 40 a 59 años.
Enfermedades crónicas con más mortalidad
La población que falleció y que adolecían de otras condiciones crónicas de salud se distribuyeron así: hipertensión arterial 28,5 % (352) y diabetes mellitus 24,6 % (304). La mortalidad específica más alta, según condición preexistente se dio en aquellos pacientes con cirrosis hepática, de los cuales fallecieron 23 de los 25 cirróticos detectados en el escrutinio (92 %), seguidos de los pacientes con cáncer (81,8 %), diabéticos (77,7 %), hipertensos (77,4 %), cardiópatas crónicos (76 %) y enfermos renales (71,8 %).
“Las enfermedades crónicas que como parte de su evolución alteran los mecanismos de defensa y mantienen un estado pro inflamatorio crónico se asociaron con una mayor mortalidad (...) la diabetes mellitus, hipertensión arterial, insuficiencia renal crónica, enfermedades cardiacas, pulmonares crónicas, obesidad, cáncer y cirrosis hepática se relacionan con una mayor mortalidad y menor sobrevida”, concluye el estudio.
“Las enfermedades crónicas que como parte de su evolución alteran los mecanismos de defensa y mantienen un estado pro inflamatorio crónico se asociaron con una mayor mortalidad (...) la diabetes mellitus, hipertensión arterial, insuficiencia renal crónica, enfermedades cardiacas, pulmonares crónicas, obesidad, cáncer y cirrosis hepática se relacionan con una mayor mortalidad y menor sobrevida”, concluye el estudio.
Los derechos vulnerados
La Procuraduría para la Defensa de los Derechos Humanos en el informe Deficiencias del Sistema Nacional integrado de salud en el contexto de la pandemia por covid-19 detalló que la institución recibió 393 denuncias relacionadas a la “denegación de atención médica y negación de pruebas covid-19 y por la falta de atención a otras enfermedades y tratamientos como efecto colateral”.
Los Pérez y un estimado de 30 familias más que conforman la comunidad Las Mesas, en el municipio de La Libertad, del departamento homónimo, son un ejemplo del calvario vivido por los salvadoreños durante este inédito período de la humanidad en el último siglo. A diferencia de Las Mesas, donde sus habitantes no vivieron el luto por el virus , en el país centroamericano miles de familias perdieron a sus seres queridos. Hasta el 17 de octubre de 2022, El Salvador registró en la página oficial www.covid19.gob.sv, un total de 201,785 casos confirmados de los cuales se contabilizaban 4,230 fallecidos, 18,145 casos activos y 179,410 personas recuperadas de covid-19. |
“Lo más que hubo en la comunidad fueron cuatro contagios. Gracias a Dios aquí en la comunidad no ha habido ningún fallecido”, declaró Angélica al respecto.
De acuerdo con los datos del gobierno, el 50.3 por ciento de los casos confirmados pertenecen a mujeres, mientras que el 49.7 por ciento son hombres con rangos de edades entre los 20 y los 39 años y de 40 a 59 años.
Aislamiento y sin recursos
Las familias de Las Mesas quedaron aisladas cuando el estado de excepción declarado por el Gobierno impidió la libre circulación y muchos salvadoreños fueron llevados a los centros de contención por violar la cuarentena obligatoria.
Esto llevó a las personas a quedarse en sus casas con los recursos que tenían, en el caso de los habitantes de la comunidad se limitaron a granos básicos, puesto que incluso en las tiendas hubo escasez de productos.
También los pacientes con enfermedades crónicas como Angélica y su padre fueron obligados a quedarse en casa.
“Somos familias que nos dedicamos a la agricultura, el maíz y el frijol. Gracias a Dios se tuvo estos productos, pero como siempre se ocupan cosas adicionales como el aceite, otras cuestiones como tomates, pollito, eso fue lo difícil que enfrentamos”, dijo Angélica.
Sin embargo, la organización de los vecinos y solidaridad contribuyó a disminuir los riesgos de una hambruna colectiva.
Esto llevó a las personas a quedarse en sus casas con los recursos que tenían, en el caso de los habitantes de la comunidad se limitaron a granos básicos, puesto que incluso en las tiendas hubo escasez de productos.
También los pacientes con enfermedades crónicas como Angélica y su padre fueron obligados a quedarse en casa.
“Somos familias que nos dedicamos a la agricultura, el maíz y el frijol. Gracias a Dios se tuvo estos productos, pero como siempre se ocupan cosas adicionales como el aceite, otras cuestiones como tomates, pollito, eso fue lo difícil que enfrentamos”, dijo Angélica.
Sin embargo, la organización de los vecinos y solidaridad contribuyó a disminuir los riesgos de una hambruna colectiva.
“Para nosotros, en el periodo de la cuarentena fue muy difícil porque se prohibió que se estuviera saliendo al pueblo, entonces las personas que tienen tienda ya no fueron a comprar, escaseó la alimentación y después lo que se hizo fue que se llamó a un pick up, como no se podía salir por el confinamiento, lo que hacía la familia es que una persona iba y le traía alimentos hasta a tres o cuatro familias porque como no podía ir el carro lleno porque afuera estaban los soldados y la policía si veían eso, paraban al carro”, relató Angélica.
Los otros inconvenientes
Angélica todos los días camina con un cántaro en mano a un nacimiento de agua que está cerca de su casa.
Debe de garantizar el líquido para poder lavar ropa, platos, cocinar y demás. Otro de los mayores inconvenientes de esta comunidad fue el acceso a agua potable, pues desde su fundación, hace 35 años, no cuentan con el servicio y se abastecen con agua lluvia, de río y nacimiento.
La falta del líquido los hizo más vulnerables a la enfermedad porque lavarse las manos con frecuencia no era una opción, a pesar de que la Organización Mundial de Salud (OMS) recomendó la acción como una de las principales medidas para evitar los contagios de coronavirus.
La madre de tres hijas, asegura que durante los meses de pandemia tuvo que reforzar los esfuerzos para jalar agua y en lugar de hacer uno o dos viajes por día, llegó hasta seis o diez.
Una vez más, fueron las mujeres quienes debieron procurar el agua en cada hogar.
Debe de garantizar el líquido para poder lavar ropa, platos, cocinar y demás. Otro de los mayores inconvenientes de esta comunidad fue el acceso a agua potable, pues desde su fundación, hace 35 años, no cuentan con el servicio y se abastecen con agua lluvia, de río y nacimiento.
La falta del líquido los hizo más vulnerables a la enfermedad porque lavarse las manos con frecuencia no era una opción, a pesar de que la Organización Mundial de Salud (OMS) recomendó la acción como una de las principales medidas para evitar los contagios de coronavirus.
La madre de tres hijas, asegura que durante los meses de pandemia tuvo que reforzar los esfuerzos para jalar agua y en lugar de hacer uno o dos viajes por día, llegó hasta seis o diez.
Una vez más, fueron las mujeres quienes debieron procurar el agua en cada hogar.
“Somos una comunidad que no tenemos agua y todo eso afecta porque nosotras las mujeres tenemos que andar viendo que esté el agua ahí. (En cuarentena) nos redoblamos los trabajos porque teníamos que jalar más agua por la misma problemática, porque sí se necesitaba más para lavarse las manos o cuando uno salía para bañarse, lavar la ropa y llevar las medidas de precaución para evitar contagios, se nos complicó bastante con la agüita, también”, contó.
Dado a la falta de recursos económicos, las familias tampoco podían comprar gel para desinfectarse las manos; en cambio, compraron alcohol líquido. En la actualidad las mascarillas las venden en la tienda, pero en esa época mandaron a hacer de tela para protegerse.
A pesar de las limitantes, las medidas funcionaron porque no hubo decesos por covid - 19 y los contagios no excedieron la docena.
A pesar de las limitantes, las medidas funcionaron porque no hubo decesos por covid - 19 y los contagios no excedieron la docena.
Datos oficiales sobre covid-19 en El Salvador
Los datos del sitio también arrojan que el departamento más afectado por el virus es San Salvador, que a la fecha registra 56,826 casos de Covid, seguido por La Libertad con 21,282; en el tercer puesto se ubica el departamento occidental de Santa Ana con 18,407; el cuarto con más casos es San Miguel, ubicado al oriente del país, con 16,864 casos de Covid.
Cabe destacar, que los departamentos antes mencionados son los más poblados de las tres zonas geográficas en las que se divide el país: Occidente, Centro y Oriente. |
Una de las principales recomendaciones del gobierno y la OMS durante la pandemia era mantener la higiene con el lavado de manos, pero las familias de la comunidad Las Mesas no tenían agua para sus quehaceres.
Foto: Nancy Hernández. |
El primer momento más álgido de la pandemia fue durante los meses de junio y agosto de 2020, de hecho el 9 de agosto hubo 449 casos confirmados, pero la tendencia empezó a reducir hasta llegar a 98 contagios confirmados por día al 29 del mismo mes, fecha en la que se puede considerar que terminó la primera ola.
No obstante, no se puede hablar de silencio epidemiólogo o cero contagios, solo de picos máximos o incrementos sostenidos hasta decaer de manera sostenida, según el boletín estadístico, Evolución de casos del Covid19 en El Salvador, del 14 de marzo 2020 al 1 de agosto de 2021 de La Fundación Dr. Guillermo Manuel Ungo (FUNDAUNGO).
Hasta el momento, las estadísticas mencionadas corresponden a los datos oficiales del Gobierno, los cuales han sido cuestionados desde el inicio de la pandemia por organizaciones de salud, sociedad civil e incluso instituciones internacionales, por ello es necesario hablar del subregistro de contagios y fallecidos.
Hasta el momento, las estadísticas mencionadas corresponden a los datos oficiales del Gobierno, los cuales han sido cuestionados desde el inicio de la pandemia por organizaciones de salud, sociedad civil e incluso instituciones internacionales, por ello es necesario hablar del subregistro de contagios y fallecidos.
Subregistro contradice datos oficiales
Angélica cuenta que le asustaba mucho ver tantos fallecidos por Covid-19 y su preocupación creció aún más cuando dos de sus hermanos se contagiaron y estuvieron a punto de ser internados por el cansancio y dificultad para respirar. Además, su padecimiento le representaba un riesgo doble.
“Una de mis hermanas los cuidaba y practicaba todas las medidas, cuando se pusieron bien graves llamamos al 132 para pedir una ambulancia porque pensábamos que se iban a morir, pero gracias a Dios no pasó”, comenta.
Y es que en los primeros nueve meses de la pandemia muchas familias llevaron a sus seres queridos al Hospital El Salvador donde fallecían y no los volvían a ver porque no permitían visitas y del centro de salud eran trasladados bajo protocolo a los cementerios.
Esto motivó múltiples denuncias de parte de familias, porque, aseguran, no eran informadas sobre el deceso de las personas o incluso, hubo casos donde fueron entregados cadáveres equivocados, según quejas generalizadas.
Las muertes extrahospitalarias o por diagnóstico erróneo podrían aumentar el subregistro de fallecidos por covid-19.
“Una de mis hermanas los cuidaba y practicaba todas las medidas, cuando se pusieron bien graves llamamos al 132 para pedir una ambulancia porque pensábamos que se iban a morir, pero gracias a Dios no pasó”, comenta.
Y es que en los primeros nueve meses de la pandemia muchas familias llevaron a sus seres queridos al Hospital El Salvador donde fallecían y no los volvían a ver porque no permitían visitas y del centro de salud eran trasladados bajo protocolo a los cementerios.
Esto motivó múltiples denuncias de parte de familias, porque, aseguran, no eran informadas sobre el deceso de las personas o incluso, hubo casos donde fueron entregados cadáveres equivocados, según quejas generalizadas.
Las muertes extrahospitalarias o por diagnóstico erróneo podrían aumentar el subregistro de fallecidos por covid-19.
“En las diversas olas hay un tema de subregistro de la mortalidad asociada donde El Salvador aparece como uno de los países que más subregistros ha tenido en tema de muertes y número de contagios”, afirmó el epidemiólogo Jorge Panameño.
Guardando relación con el aporte del especialista, el Instituto Centroamericano de Estudios Fiscales (ICEFI), en su Boletín 1 Monitoreo de la vacunación contra el COVID-19 en El Salvador, publicado en el mes de febrero de este año, indica que de acuerdo con evaluaciones en Salud de la Universidad de Washington, Estados Unidos, así como por el Colegio Imperial de Londres (ICL, por sus siglas en inglés), en realidad desde el primer caso detectado hasta el 31 de diciembre de 2021, en el país ha habido 1.86 millones de casos, es decir 2,858 cada día, lo que implicaría un subregistro de alrededor de 1.74 millones de contagios y fallecidos.
Así mismo, el ICL estima 2.18 millones en el mismo periodo, es decir 3,342 por cada día, lo que indicaría que el subregistro sería de 2.06 millones de casos.
Según el epidemiólogo Alfonso Rosales, de la Asociación Americana de Salud Pública, este subregistro puede deberse que las personas que fallecen como casos “sospechosos” de covid-19 no se registran oficialmente como muertes por el virus, según declaró en la radio YSUCA, en diciembre del 2021.
Así mismo, el ICL estima 2.18 millones en el mismo periodo, es decir 3,342 por cada día, lo que indicaría que el subregistro sería de 2.06 millones de casos.
Según el epidemiólogo Alfonso Rosales, de la Asociación Americana de Salud Pública, este subregistro puede deberse que las personas que fallecen como casos “sospechosos” de covid-19 no se registran oficialmente como muertes por el virus, según declaró en la radio YSUCA, en diciembre del 2021.
Las muertes que no contaron
Además, The Economist ha desarrollado un modelo de aprendizaje automático para calcular el exceso de mortalidad en cada país del mundo y para cada día de la pandemia.
En el caso de El Salvador para finales del 2021 el exceso de muerte era de 19,006, es decir un 400 por ciento más de los datos oficiales, esto significa 15,000 muertes más que las oficiales. De hecho, según The Economist, El Salvador tiene uno de los niveles más altos de exceso de muertes asociadas directa o indirectamente a covid-19 en Centroamérica. Al respecto, Panameño, respaldado en los datos arrojados por la OMS, aseguró que el subregistro de El Salvador es superior a los 22.000 casos, uno de los más altos de América Latina. |
El infectólogo, Jorge Panameño, advirtió de las consecuencias de la pandemia si el país no implementa una estrategia integral.
Foto / Facebook, Jorge Panameño en entrevista YSKL. |
“En las primeras tres olas hay un subregistro de aproximadamente 22 mil muertos con diagnóstico como neumonía atípica, sospecha de covid y que realmente no tienen justificación. Esas muertes están asociadas a la pandemia. 22 mil, una cifra muy alta comparada a los cuatro mil que el estado reconoce. Estamos enlistados como uno de los países que mayor subregistro presenta y esto último reconocido por la Organización Mundial de la Salud”, declaró.
En este contexto, la publicación fechada el 13 de junio de 2020 realizada por el periódico digital elfaro.net, indica que el Ministerio de Salud no respondió a ese medio una solicitud sobre la cantidad total de fallecidos enterrados con el protocolo Covid en el país desde que comenzó la emergencia.
Además, resalta que en declaraciones anteriores, el ministro de Salud, Francisco Alabí, manifestó que "existe la posibilidad que un resultado no esté (cuando un paciente fallece) y no se pueda definir como si esta causa de muerte haya sido por covid. Sin embargo, como es una alta sospecha, se maneja bajo protocolo covid", detalló el funcionario.
Además, resalta que en declaraciones anteriores, el ministro de Salud, Francisco Alabí, manifestó que "existe la posibilidad que un resultado no esté (cuando un paciente fallece) y no se pueda definir como si esta causa de muerte haya sido por covid. Sin embargo, como es una alta sospecha, se maneja bajo protocolo covid", detalló el funcionario.
¿Quién dice la verdad?
Estas afirmaciones, permitieron no conocer a ciencia cierta la cantidad real de casos Covid registrados en el país así como la cantidad exacta de muertes.
“Hemos comentado como existe un subregistro y ese subregistro es aplicado tanto para los casos confirmados como para los pacientes que de alguna manera desarrollaron la letalidad. Hoy por hoy el dato en la página oficial son los datos de letalidad que se han tenido a causa del Covid con prueba confirmada, pero también sabemos que dentro del territorio existen pacientes que de alguna manera han desarrollado sintomatología que podría tratarse de un caso de Covid pero que no se tiene la prueba confirmatoria”, declaró el ministro de salud en una entrevista del 30 de junio de 2020 en el noticiero local Teleprensa. |
El ministro de Salud, Francisco Alabí, aceptó en una entrevista que El Salvador, al igual que todos los países, maneja un subregistro de casos y muertes por Covid.
Foto / Twitter, Francisco Alabí. |
También aseguró que se estaba trabajando en un análisis para actualizar las cifras porque sí había un subregistro.
“De ese subregistro ya se está haciendo un análisis, hay un comité en el cual se está haciendo un comparativo entre el año anterior y este para poder tener datos y poder ir implementando análisis de expedientes y de esta manera poder ir haciendo ese discernimiento de si se trata o no de casos covid, pero definitivamente existe un subregistro no solo en el país sino a nivel internacional”, agregó.
Sin embargo, los últimos datos que refleja la página oficial no indican niveles de subregistro y tampoco se cuenta con información oficial de dicho comité sobre la búsqueda de los posibles casos de subregistro a escala nacional.
Según Panameño, una de las causas del subregistro y el manejo total de la emergencia sanitaria es que las decisiones se tomaron desde una perspectiva político partidaria y no se permitió la opinión de especialistas o integrantes del gremio médico.
“De ese subregistro ya se está haciendo un análisis, hay un comité en el cual se está haciendo un comparativo entre el año anterior y este para poder tener datos y poder ir implementando análisis de expedientes y de esta manera poder ir haciendo ese discernimiento de si se trata o no de casos covid, pero definitivamente existe un subregistro no solo en el país sino a nivel internacional”, agregó.
Sin embargo, los últimos datos que refleja la página oficial no indican niveles de subregistro y tampoco se cuenta con información oficial de dicho comité sobre la búsqueda de los posibles casos de subregistro a escala nacional.
Según Panameño, una de las causas del subregistro y el manejo total de la emergencia sanitaria es que las decisiones se tomaron desde una perspectiva político partidaria y no se permitió la opinión de especialistas o integrantes del gremio médico.
“El manejo en general ha sido con un trasfondo político propagandístico que supera por todo los criterios sanitarios. El aspecto científico, académico para tratar la pandemia fue ignorado y sustituido por criterios políticos”, dijo.
Desempleo y economía
En la comunidad Las Mesas, si bien es cierto que la mayoría de familias se dedica a la agricultura, hay un número limitado de personas que deben de salir del lugar y trasladarse a los municipios vecinos para trabajar en oficios varios como auxiliar de construcción, bodega, mecánica automotriz u otros.
Muchos fueron suspendidos durante el periodo de la cuarentena obligatoria y recontratados meses después, pero otros quedaron desempleados y hasta la fecha siguen sin tener un trabajo formal.
Durante el estado de excepción muchos negocios y sectores de la industria cerraron porque la economía se paralizó. En algunos casos, las empresas pagaron a sus empleados los dos primeros meses, pero después se vieron en la obligación de suspender, suprimir o despedir personal.
Muchos fueron suspendidos durante el periodo de la cuarentena obligatoria y recontratados meses después, pero otros quedaron desempleados y hasta la fecha siguen sin tener un trabajo formal.
Durante el estado de excepción muchos negocios y sectores de la industria cerraron porque la economía se paralizó. En algunos casos, las empresas pagaron a sus empleados los dos primeros meses, pero después se vieron en la obligación de suspender, suprimir o despedir personal.
“Gracias a Dios, lo que fue empleo no se perdió mucho, porque los que salen a trabajar en otros lugares son unas diez personas, el camino es solo y se caminan dos horas y este tiempo atrás estuvo peligroso, pero la mayoría trabaja acá en la agricultura”, afirmó Angélica.
De acuerdo con el estudio “COVID-19, jóvenes, empleo y medidas para la recuperación poscrisis”, presentado por la La Fundación Salvadoreña para el Desarrollo Económico y Social, (FUSADES) a finales de 2020, los datos oficiales del Instituto Salvadoreño del Seguro Social (ISSS), reflejaban una disminución en el número de trabajadores activos que empezó a partir de marzo, mismo mes en el que se decretaron los límites a la libre circulación.
Así, desde febrero hasta junio, un total de 73,538 personas con empleos formales habían dejado de laborar.
Lea también: La salud mental en Perú, un gran reto después del Covid -19.
Así, desde febrero hasta junio, un total de 73,538 personas con empleos formales habían dejado de laborar.
Lea también: La salud mental en Perú, un gran reto después del Covid -19.
Los empleos perdidos
Según los datos de Ormusa, en el caso de las mujeres, las mayores pérdidas de empleo se encuentran en las actividades de manufactura (con pérdida de 10, 258); sigue la actividad de comercio, restaurante y hoteles, transporte y almacenamiento (con pérdida de 9,742) y actividades profesionales, científicas técnicas y de servicios de administración de apoyo (con pérdida de 4,918).
Mientras que en los hombres, las mayores pérdidas están en las actividades de construcción (con pérdida de 13,269); le sigue la actividad de comercio, restaurantes y hoteles, transporte y almacenamiento (con pérdida de 11,441), actividades profesionales, científicas técnicas y de servicios de administración y apoyo (con pérdida de 7,219) y construcción (con pérdida de 7,008).
Mientras que en los hombres, las mayores pérdidas están en las actividades de construcción (con pérdida de 13,269); le sigue la actividad de comercio, restaurantes y hoteles, transporte y almacenamiento (con pérdida de 11,441), actividades profesionales, científicas técnicas y de servicios de administración y apoyo (con pérdida de 7,219) y construcción (con pérdida de 7,008).
Una encuesta desarrollada por la organización, indica que en febrero de 2020 el 76.1% de las mujeres y el 74.9% de los hombres entrevistados realizaban alguna actividad económica para generar ingresos, mientras que durante el período de la cuarentena, los porcentajes se redujeron a 34.4% y 32.0% respectivamente.
Panorama actual del desempleo en El Salvador
Según el ministro de Trabajo, Rolando Castro, un año después de la pausa económica ya se habían recuperado los empleos perdidos durante la pandemia, así lo afirmó a través de la red social Twitter, el 15 de agosto de 2021.
“No sólo hemos recuperado los empleos perdidos en Pandemia, también ya hay un superávit, estando claro que falta mucho por erradicar el desempleo en El Salvador vamos por el rumbo correcto de la historia y llevaremos oportunidades a quienes nunca la tuvieron”, publicó el ministro.
Los datos a abril de 2022, recabados en el Sistema de Información del Mercado Laboral de El Salvador (Simel) indican que el país registra 900,000 cotizaciones desde el 2021, y que a abril de 2022 se han generado más de 60,000 empleos formales respecto al mismo mes de 2021, lo que permite que a este mes se tenga un total de 927,371 cotizantes en planilla.
Como una mirada desde el exterior, de acuerdo con un informe del Banco Mundial (BM), publicado el pasado mes de abril en Diario El Salvador, la pandemia tuvo un impacto negativo significativo en la vida de las personas y los ingresos de las familias.
Y afirma que, aunque el país adoptó rápidamente fuertes medidas de contención contra el brote y el Gobierno implementó una sólida respuesta fiscal para limitar el impacto de la pandemia en los hogares y las empresas, la pandemia asestó un duro golpe al crecimiento y el Producto Interno Bruto (PIB) , pues este se redujo un 8 por ciento en 2020.
Como una mirada desde el exterior, de acuerdo con un informe del Banco Mundial (BM), publicado el pasado mes de abril en Diario El Salvador, la pandemia tuvo un impacto negativo significativo en la vida de las personas y los ingresos de las familias.
Y afirma que, aunque el país adoptó rápidamente fuertes medidas de contención contra el brote y el Gobierno implementó una sólida respuesta fiscal para limitar el impacto de la pandemia en los hogares y las empresas, la pandemia asestó un duro golpe al crecimiento y el Producto Interno Bruto (PIB) , pues este se redujo un 8 por ciento en 2020.
Además, indica que la pobreza aumentó en 4.6 puntos porcentuales entre 2019 y 2020. “Sin embargo, las estimaciones indican que la pobreza habría aumentado hasta en 7,6 puntos porcentuales sin las medidas de mitigación implementadas por el Gobierno. Se espera que la desigualdad haya aumentado de 0.38 a 0.39”, indica el informe.
Mientras que en 2021, el BM reporta que el crecimiento económico se recuperó a un 10.7%, respaldado por el consumo impulsado por las remesas y por las exportaciones. Se espera que la economía de El Salvador crezca un 2.9% en 2022 y un 1.9% en 2023.
Miles de muertos, agravante de otras enfermedades, daños psicológicos y físicos, miles de empleos perdidos, deserción escolar y un daño permanente al desarrollo económico y social, dejó la pandemia covid-19 en sus primeros dos años en El Salvador.
Miles de muertos, agravante de otras enfermedades, daños psicológicos y físicos, miles de empleos perdidos, deserción escolar y un daño permanente al desarrollo económico y social, dejó la pandemia covid-19 en sus primeros dos años en El Salvador.