Luego de más de 18 años de búsqueda Daniela Mostacilla, logró dar con el paradero de su padre, Daniel Hernández Ramírez, desaparecido en la población de Santander de Quilichao, en el Cauca, sur de Colombia, en 1991, quien pertenecía a las extintas guerrilla de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia, Farc, y que murió en medio de las hostilidades del conflicto armado cuatro días después de su nacimiento, a quien dejarían al cuidado de una madre comunitaria. La Unidad de Búsqueda de Personas dadas por Desaparecidas en Colombia, entregó en septiembre de 2023 el cuerpo de Daniel.
Años después, la búsqueda de Daniel Hernández fue convirtiéndose para su hija en una misión que la llevó a emprender una investigación empírica donde recopiló información, fuentes e hipótesis sobre las circunstancias de los hechos con el fin de sumar pistas para dar con el paradero de su padre. Pese a ello, las voces eran pocas y los registros nulos. Ni fotos, ni documentos ayudaban a soportar certeza de su proceso.
Durante más de 18 años de búsqueda Daniela tuvo innumerables dificultades de seguridad, emocionales, entre otras. Pero el desafío más complejo sería dar con la identidad de su padre, ya que por haber pertenecido a un grupo armado y por las circunstancias propias de la guerra no tenía documento de identificación alguno. Es decir que, establecer la certeza sobre quién era y dónde estaba el cuerpo dependía de la precisión de la investigación que Daniela afinó con el tiempo.
Relatos, recuerdos y referencias en periódicos fueron los insumos principales para reconstruir los hechos que en 2020 permitieran a Daniela encontrar el lugar exacto donde estaría inhumado su padre. En 2022 la Unidad de Búsqueda junto con autoridades indígenas del pueblo Nasa del resguardo San Lorenzo de Caldono en el Cauca, acompañaron el proceso de exhumación en marzo de ese mismo año.
Posteriormente la Unidad de Búsqueda remitió los restos óseos al Instituto Nacional de Medicina Legal y Ciencias Forenses para que pudiesen demostrar la relación genética entre padre e hija. Aunque la prueba fue positiva, Daniela en compañía de la Unidad de Búsqueda y gracias a la gestión de su directora Luz Janeth Forero lograron que la Registraduría Nacional del Estado Civil pudiese validar la identidad de una persona que no había hecho parte de sus registros por su rol dentro de la guerra.
Caldono, así como los municipios de Suárez, Buenos Aires, Santander de Quilichao, Puerto Tejada, Guachené, Padilla, Miranda, Villarica, Caloto, Corinto, Toribío y Jambaló en el departamento del Cauca y las poblaciones de Palmira, Florida, Pradera y El Cerrito en el Valle del Cauca, hacen parte del Plan Regional de Búsqueda, con un universo preliminar de 1261 personas dadas por desaparecidas.
Esta zona hace parte del macro caso 05 de la Justicia Especial para la Paz, JEP, que prioriza la atención a las víctimas del conflicto armado en estos territorios compartidos entre Valle del Cauca y Cauca donde habitan pueblos indígenas, comunidades negras y campesinas.
Finalmente, el 30 de septiembre de 2023, Daniela pudo recibir de parte de la Unidad de Búsqueda de Personas dadas por Desaparecidas en Colombia, en articulación con el Instituto Nacional de Medicina Legal y la JEP el cuerpo de su padre en una entrega digna y con ello cerrar su largo proceso de búsqueda.
Dieciocho años pasaron para poder encontrar a Daniel Hernández Ramírez. Dieciocho años en donde su hija no solo buscó su cuerpo, sino también recuperó su historia e identidad.
Durante más de 18 años de búsqueda Daniela tuvo innumerables dificultades de seguridad, emocionales, entre otras. Pero el desafío más complejo sería dar con la identidad de su padre, ya que por haber pertenecido a un grupo armado y por las circunstancias propias de la guerra no tenía documento de identificación alguno. Es decir que, establecer la certeza sobre quién era y dónde estaba el cuerpo dependía de la precisión de la investigación que Daniela afinó con el tiempo.
Relatos, recuerdos y referencias en periódicos fueron los insumos principales para reconstruir los hechos que en 2020 permitieran a Daniela encontrar el lugar exacto donde estaría inhumado su padre. En 2022 la Unidad de Búsqueda junto con autoridades indígenas del pueblo Nasa del resguardo San Lorenzo de Caldono en el Cauca, acompañaron el proceso de exhumación en marzo de ese mismo año.
Posteriormente la Unidad de Búsqueda remitió los restos óseos al Instituto Nacional de Medicina Legal y Ciencias Forenses para que pudiesen demostrar la relación genética entre padre e hija. Aunque la prueba fue positiva, Daniela en compañía de la Unidad de Búsqueda y gracias a la gestión de su directora Luz Janeth Forero lograron que la Registraduría Nacional del Estado Civil pudiese validar la identidad de una persona que no había hecho parte de sus registros por su rol dentro de la guerra.
Caldono, así como los municipios de Suárez, Buenos Aires, Santander de Quilichao, Puerto Tejada, Guachené, Padilla, Miranda, Villarica, Caloto, Corinto, Toribío y Jambaló en el departamento del Cauca y las poblaciones de Palmira, Florida, Pradera y El Cerrito en el Valle del Cauca, hacen parte del Plan Regional de Búsqueda, con un universo preliminar de 1261 personas dadas por desaparecidas.
Esta zona hace parte del macro caso 05 de la Justicia Especial para la Paz, JEP, que prioriza la atención a las víctimas del conflicto armado en estos territorios compartidos entre Valle del Cauca y Cauca donde habitan pueblos indígenas, comunidades negras y campesinas.
Finalmente, el 30 de septiembre de 2023, Daniela pudo recibir de parte de la Unidad de Búsqueda de Personas dadas por Desaparecidas en Colombia, en articulación con el Instituto Nacional de Medicina Legal y la JEP el cuerpo de su padre en una entrega digna y con ello cerrar su largo proceso de búsqueda.
Dieciocho años pasaron para poder encontrar a Daniel Hernández Ramírez. Dieciocho años en donde su hija no solo buscó su cuerpo, sino también recuperó su historia e identidad.