“CamHarina, no solo es un alimento,
son los sueños de familias, de toda una región”
En el municipio y puerto de Tumaco, conocida como la “Perla del Pacífico”, en el departamento de Nariño, al extremo sur de Colombia, doce mujeres cabeza de familia y un hombre, transforman las cáscaras de camarón, que antes se arrojaban al mar Pacífico, en harina nutritiva para alimentos
Por Juan Carlos Díaz
HUMANOS (*)
“La CamHarina se hace con la cabeza y la cáscara del camarón, sufre un proceso de transformación y se usa para resaltar los sabores de la comida tradicional del Pacífico. Con este producto tú te puedes hacer un encocado de camarones, un pescado apanado, un arroz mar y tierra y le va a dar cuerpo y va a resaltar los sabores de la comida”.
Así describe Jacqueline Sevillano Andrade, una mujer afrodescendiente y líder de Asomefama, Asociación de Mujeres Emprendedoras para un Futuro Amigable con el Medio Ambiente, este producto que surgió después del 2020 y que hoy es una realidad hecha sabor.
“Este proyecto nace después de la Pandemia de la COVID19 y por la necesidad de reinventarnos porque ya nos quedamos sin empleo. Entonces decidimos hacer una propuesta de algo que fuera llamativo e innovador y de ahí nace la idea de hacer CamHarina. Para convertir la cáscara de Camarón en Harina arrancamos con la recolección de la cáscara y la cabeza del camarón en las pesqueras de Tumaco. Luego en la sede de Asomefama, una casa ubicada en el barrio “Ciudadela El Jardín”, en la parte continental de Tumaco, el material es lavado, tostado durante siete horas a 80 grados, triturado y empacado”, revela Jacqueline.
Esta mujer, que, junto a su hermana, Yesi Sevillano, lideran este innovador producto, asegura que la CamHarina se utiliza para “potenciar” los sabores de la comida.
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“Es como un sazonador más. Eleva el cuerpo y sabor en la comida. Puedes hacerte un encocado de pescado o de camarón, unas jaybas en encocado, una crema o una salsa de CamHarina o un pescado apanado con CamHarina”, sugiere Jacqueline.
En estos casi cinco años de este emprendimiento han crecido gracias al acompañamiento del programa ‘CircularEconomy4Colombia, CE4C’, que impulsa la Alianza Bioversity International y el Centro Internacional de Agricultura Tropical, Ciat, con sede en el municipio de Palmira, departamento del Valle del Cauca.
“Hemos crecido con apoyo del Ciat, la Cámara de Comercio de Tumaco, iNNpulsa, el Sena y Onudi, con el programa GMAP Colombia. Tenemos equipos y maquinaria y eso nos ha permitido minimizar los tiempos en elaboración de la harina. Estamos proyectando poner el producto a nivel nacional. No solo en los restaurantes, sino también en supermercados y por qué no en un futuro exportarlo”, recalcó Jacqueline Sevillano.
Pese a estas ambiciosas proyecciones, en la actualidad la producción de CamHarina sigue siendo muy baja.
“Nosotros no tenemos un Centro de Acopio. No tenemos como tal una Planta para el proceso que es nuestra gran falencia en este momento, pero queremos apostarle y seguir trabajando por conseguirlo. Por eso nuestra producción no es muy alta, porque no tenemos donde acopiar la materia prima. Además, necesitamos el registro Invima, fundamental para nosotros poder avanzar. De hecho, hay gente que la han probado y han quedado muy contentos y satisfechos con el producto y quiere sacarla ya del país, pero no lo han hecho porque no tenemos el registro Invima. Nosotros más o menos en un mes estamos recolectando casi 800 kilos de cáscaras de camarón en pesqueras acá en Tumaco, en donde mujeres, también cabezas de familia, pelan el camarón. De esos 800 kilos de cáscaras de Camarón obtenemos cerca de 300 kilos de harina seca que es la CamHarina”.
Estas 11 mujeres involucradas en este proyecto, cuyas edades oscilan entre los 42 y 66 años, que han pasado de ser amas de casa y trabajadoras informales a empresarias que hablan de modelos de negocio, participan en Bootcamps (formación intensiva y acelerada diseñada para enseñar habilidades prácticas y específicas en un corto período de tiempo) y hasta negocian con inversionistas de Bogotá, le apuestan ahora al relevo generacional con 6 jóvenes que ya hacen parte del proceso.
“Somos mujeres, madres cabezas de familia, víctimas del conflicto armado, pero también somos mujeres resilientes. No nos quedamos en esa parte de ser víctimas, sino que nos reinventamos y decidimos avanzar y estamos hoy aquí echadas para delante, para poder sacar nuestro producto al mercado y salir adelante con ello”, puntualizó Jacqueline Sevillano Andrade, líder de Asomefama.
HUMANOS (*)
“La CamHarina se hace con la cabeza y la cáscara del camarón, sufre un proceso de transformación y se usa para resaltar los sabores de la comida tradicional del Pacífico. Con este producto tú te puedes hacer un encocado de camarones, un pescado apanado, un arroz mar y tierra y le va a dar cuerpo y va a resaltar los sabores de la comida”.
Así describe Jacqueline Sevillano Andrade, una mujer afrodescendiente y líder de Asomefama, Asociación de Mujeres Emprendedoras para un Futuro Amigable con el Medio Ambiente, este producto que surgió después del 2020 y que hoy es una realidad hecha sabor.
“Este proyecto nace después de la Pandemia de la COVID19 y por la necesidad de reinventarnos porque ya nos quedamos sin empleo. Entonces decidimos hacer una propuesta de algo que fuera llamativo e innovador y de ahí nace la idea de hacer CamHarina. Para convertir la cáscara de Camarón en Harina arrancamos con la recolección de la cáscara y la cabeza del camarón en las pesqueras de Tumaco. Luego en la sede de Asomefama, una casa ubicada en el barrio “Ciudadela El Jardín”, en la parte continental de Tumaco, el material es lavado, tostado durante siete horas a 80 grados, triturado y empacado”, revela Jacqueline.
Esta mujer, que, junto a su hermana, Yesi Sevillano, lideran este innovador producto, asegura que la CamHarina se utiliza para “potenciar” los sabores de la comida.
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“Es como un sazonador más. Eleva el cuerpo y sabor en la comida. Puedes hacerte un encocado de pescado o de camarón, unas jaybas en encocado, una crema o una salsa de CamHarina o un pescado apanado con CamHarina”, sugiere Jacqueline.
En estos casi cinco años de este emprendimiento han crecido gracias al acompañamiento del programa ‘CircularEconomy4Colombia, CE4C’, que impulsa la Alianza Bioversity International y el Centro Internacional de Agricultura Tropical, Ciat, con sede en el municipio de Palmira, departamento del Valle del Cauca.
“Hemos crecido con apoyo del Ciat, la Cámara de Comercio de Tumaco, iNNpulsa, el Sena y Onudi, con el programa GMAP Colombia. Tenemos equipos y maquinaria y eso nos ha permitido minimizar los tiempos en elaboración de la harina. Estamos proyectando poner el producto a nivel nacional. No solo en los restaurantes, sino también en supermercados y por qué no en un futuro exportarlo”, recalcó Jacqueline Sevillano.
Pese a estas ambiciosas proyecciones, en la actualidad la producción de CamHarina sigue siendo muy baja.
“Nosotros no tenemos un Centro de Acopio. No tenemos como tal una Planta para el proceso que es nuestra gran falencia en este momento, pero queremos apostarle y seguir trabajando por conseguirlo. Por eso nuestra producción no es muy alta, porque no tenemos donde acopiar la materia prima. Además, necesitamos el registro Invima, fundamental para nosotros poder avanzar. De hecho, hay gente que la han probado y han quedado muy contentos y satisfechos con el producto y quiere sacarla ya del país, pero no lo han hecho porque no tenemos el registro Invima. Nosotros más o menos en un mes estamos recolectando casi 800 kilos de cáscaras de camarón en pesqueras acá en Tumaco, en donde mujeres, también cabezas de familia, pelan el camarón. De esos 800 kilos de cáscaras de Camarón obtenemos cerca de 300 kilos de harina seca que es la CamHarina”.
Estas 11 mujeres involucradas en este proyecto, cuyas edades oscilan entre los 42 y 66 años, que han pasado de ser amas de casa y trabajadoras informales a empresarias que hablan de modelos de negocio, participan en Bootcamps (formación intensiva y acelerada diseñada para enseñar habilidades prácticas y específicas en un corto período de tiempo) y hasta negocian con inversionistas de Bogotá, le apuestan ahora al relevo generacional con 6 jóvenes que ya hacen parte del proceso.
“Somos mujeres, madres cabezas de familia, víctimas del conflicto armado, pero también somos mujeres resilientes. No nos quedamos en esa parte de ser víctimas, sino que nos reinventamos y decidimos avanzar y estamos hoy aquí echadas para delante, para poder sacar nuestro producto al mercado y salir adelante con ello”, puntualizó Jacqueline Sevillano Andrade, líder de Asomefama.
IMPACTO AMBIENTAL
“Somos una asociación de mujeres que aporta un granito de arena para apoyar el tema de Medio Ambiente con la CamHarina. Es transformar los desechos del Camarón en productos alimenticios nutritivos, contribuyendo a la reducción del impacto ambiental y a la soberanía alimentaria de la comunidad. Con esto estamos haciendo nuestro aporte”, sostiene Yesi Sevilla, representante legal de Asomefama.
Yesi asegura que, según los estudios que se han hecho en el puerto de Tumaco, alrededor de 150 canoas son las que se adentran al mar para llegar con la producción de camarones, quienes devuelven al mar 15 toneladas de desechos.
“Eso es lo que asumimos en Asomefama, haciendo que esos desechos no tengan ese destino final y no tengamos que seguir contaminando el océano”, resalta Yesi.
EMPRENDIMIENTO SOSTENIBLE
Asomefana, Asociación de Mujeres Emprendedoras para un Futuro Amigable con el Medio Ambiente de Tumaco, Nariño, con su proyecto innovador de “CamHarina”, fue uno de los emprendimientos sostenibles en Colombia seleccionado en el marco del Desafío de Innovación Economía Circular para Colombia que se lanzó en 2023.
“Asomefama fue uno de los beneficiarios de este programa que consistía en un Bootcamp intensivo de tres días y un programa de aceleración virtual de cuatro meses. Ellas durante este proceso tuvieron la oportunidad de recibir diferentes mentorías en temas de cómo gestionar recursos, de cómo identificar también oportunidades de mercado y mejorar su modelo de negocio”, sostuvo Guillermo Peña, asociado de investigación senior en la Alianza Biodiversity International y el Centro Internacional de Agricultura Tropical, Ciat.
Ante los desafíos y retos que, desde los territorios lejanos, como Tumaco, tienen para poder acceder a oportunidades de optimización del proceso de escalamiento y también de comercialización de la CamHarina, la Alianza Biodiversity International y el Ciat se han encargado de visibilizar dicho proceso.
“Ellas en el Bootcamp tuvieron primero la oportunidad de comunicarlo frente a un jurado más técnico. Allí entonces accedieron al programa de aceleración y al final del programa de aceleración tuvimos una presentación donde invitamos a ángeles inversionistas y a diferentes actores del ecosistema de emprendimiento. Ahí pudimos ver como en la forma de comunicar pueden destacar cuál es el impacto en términos sociales y ambientales de su proyecto y que esto les sirve también para poder acceder a fuentes de financiación. Digamos que el proceso desde la Alianza ha sido brindarles esas capacidades y también conectarlas con actores del ecosistema que les puedan ayudar a ellas a escalar”, sostuvo el investigador Guillermo Peña.
Durante este proceso, estas 11 mujeres cabeza de familia de Tumaco, ya han tenido conversaciones con algunos ángeles inversionistas (personas naturales, a menudo con experiencia empresarial y un alto patrimonio, que invierten su capital en startups y empresas nuevas y en crecimiento a cambio de participación accionaria o deuda convertible) y han recibido apoyo en el proceso de aplicación a diferentes convocatorias, en donde la Alianza les ayuda a estructurar el proyecto y cómo diligenciar los formularios de aplicación.
“Ellas necesitan tener acceso a recursos para invertir en maquinaria e infraestructura y sobre todo la parte de permisos que les permita generar un producto más inocuo y con todos los requisitos para poder acceder a clientes. Hay que tener un permiso Invima para que la CamHarina sea un producto que cumpla con todos esos requerimientos para que tenga una comercialización segura. Por otro lado, también requieren infraestructura para el procesamiento, ya que las pesqueras generan una inmensa cantidad de residuos para que ellas tengan la capacidad para transformarlo”, recalco Guillermo Peña, asociado de investigación senior en la Alianza Biodiversity International y el Centro Internacional de Agricultura Tropical, Ciat.
“Somos una asociación de mujeres que aporta un granito de arena para apoyar el tema de Medio Ambiente con la CamHarina. Es transformar los desechos del Camarón en productos alimenticios nutritivos, contribuyendo a la reducción del impacto ambiental y a la soberanía alimentaria de la comunidad. Con esto estamos haciendo nuestro aporte”, sostiene Yesi Sevilla, representante legal de Asomefama.
Yesi asegura que, según los estudios que se han hecho en el puerto de Tumaco, alrededor de 150 canoas son las que se adentran al mar para llegar con la producción de camarones, quienes devuelven al mar 15 toneladas de desechos.
“Eso es lo que asumimos en Asomefama, haciendo que esos desechos no tengan ese destino final y no tengamos que seguir contaminando el océano”, resalta Yesi.
EMPRENDIMIENTO SOSTENIBLE
Asomefana, Asociación de Mujeres Emprendedoras para un Futuro Amigable con el Medio Ambiente de Tumaco, Nariño, con su proyecto innovador de “CamHarina”, fue uno de los emprendimientos sostenibles en Colombia seleccionado en el marco del Desafío de Innovación Economía Circular para Colombia que se lanzó en 2023.
“Asomefama fue uno de los beneficiarios de este programa que consistía en un Bootcamp intensivo de tres días y un programa de aceleración virtual de cuatro meses. Ellas durante este proceso tuvieron la oportunidad de recibir diferentes mentorías en temas de cómo gestionar recursos, de cómo identificar también oportunidades de mercado y mejorar su modelo de negocio”, sostuvo Guillermo Peña, asociado de investigación senior en la Alianza Biodiversity International y el Centro Internacional de Agricultura Tropical, Ciat.
Ante los desafíos y retos que, desde los territorios lejanos, como Tumaco, tienen para poder acceder a oportunidades de optimización del proceso de escalamiento y también de comercialización de la CamHarina, la Alianza Biodiversity International y el Ciat se han encargado de visibilizar dicho proceso.
“Ellas en el Bootcamp tuvieron primero la oportunidad de comunicarlo frente a un jurado más técnico. Allí entonces accedieron al programa de aceleración y al final del programa de aceleración tuvimos una presentación donde invitamos a ángeles inversionistas y a diferentes actores del ecosistema de emprendimiento. Ahí pudimos ver como en la forma de comunicar pueden destacar cuál es el impacto en términos sociales y ambientales de su proyecto y que esto les sirve también para poder acceder a fuentes de financiación. Digamos que el proceso desde la Alianza ha sido brindarles esas capacidades y también conectarlas con actores del ecosistema que les puedan ayudar a ellas a escalar”, sostuvo el investigador Guillermo Peña.
Durante este proceso, estas 11 mujeres cabeza de familia de Tumaco, ya han tenido conversaciones con algunos ángeles inversionistas (personas naturales, a menudo con experiencia empresarial y un alto patrimonio, que invierten su capital en startups y empresas nuevas y en crecimiento a cambio de participación accionaria o deuda convertible) y han recibido apoyo en el proceso de aplicación a diferentes convocatorias, en donde la Alianza les ayuda a estructurar el proyecto y cómo diligenciar los formularios de aplicación.
“Ellas necesitan tener acceso a recursos para invertir en maquinaria e infraestructura y sobre todo la parte de permisos que les permita generar un producto más inocuo y con todos los requisitos para poder acceder a clientes. Hay que tener un permiso Invima para que la CamHarina sea un producto que cumpla con todos esos requerimientos para que tenga una comercialización segura. Por otro lado, también requieren infraestructura para el procesamiento, ya que las pesqueras generan una inmensa cantidad de residuos para que ellas tengan la capacidad para transformarlo”, recalco Guillermo Peña, asociado de investigación senior en la Alianza Biodiversity International y el Centro Internacional de Agricultura Tropical, Ciat.
NO SE DESECHA AL MAR
Como un gran beneficio, tanto para el sustento de estas 11 mujeres que hacen parte de Asomefama, como para la comunidad en general del puerto de Tumaco, ubicado en la costa pacífica, cerca de la frontera con Ecuador, es calificado que estas mujeres recojan las cabezas y cáscaras de Camarón que se desechan para elaborar la CamHarina.
“Es beneficioso porque Asomefama ha tomado la iniciativa de recoger ese producto que anteriormente se desechaba, se votaba al mar. Por ejemplo, de 5 toneladas y media que recogemos de Camarón, se desecha de ellos, por ejemplo, el 35%, más o menos. Entonces ya queda como un 60% y algo que se utiliza para su comercialización”, sostiene Miguel Emiliano Rosero, subgerente de Ocean Blue, una pesquera en Tumaco que da empleo a cerca 70 mujeres, en su mayoría cabezas de familia, que benefician haciendo el proceso del camarón. Descabezado, apelado, desvenado y empacado en cajas.
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PROPIEDADES
“Me gusta la CamHarina porque tiene muchas propiedades. Es un producto que viene a base de la cáscara y la cabeza del Camarón. Con muchos nutrientes como fibra, calcio y todo lo que uno requiere para alimentar su cuerpecito, en especial los huesos. En lo que tú quieras utilizarlo, lo puedes hacer. Si quieres hacer un arroz con pollo y quieres un sabor de camarón dentro, así no tengas el producto, solo coges la CamHarina y la introduces dentro del producto que estás elaborando. Para cualquier plato, cualquier carne, te sirve esta Harina. Por ejemplo, en un ceviche tradicional a base de Chiraran (una de las finas hierbas de azotea tradicionales que se han utilizado de generación en generación, para darle un toque especial a los platos típicos gastronómicos de la región pacífica nariñense), limón y la CamHarina, que no puede faltar”, sostiene Ruby Góngora, propietaria del reconocido piqueteadero “El Buen Sazón de Ruby”, ubicado en el barrio 20 de Julio, en el sector de Playa del Morro, en Tumaco, Nariño.
Esta tumaqueña, madre de dos hijas, que ha participado con su cocina tradicional en el Festival de Música del Pacífico “Petronio Álvarez” que cada año se realiza en Cali, asegura que cada producto de mar que se lleve a la mesa, se debe preparar con estas hierbas.
“Hierbas como la Chiraran y la Chillangua, son quienes nos identifican y hacen que nuestras comidas marquen la diferencia. En la parte medicinal también se utilizan para sacar los gases, para la mujer cuando da luz y cuando tiene frialdad”, resalta Ruby Góngora.
PRODUCTO NATURAL
“La CamHarina es un producto natural que reemplaza cremas marineras importadas. Junto a Chiraran y la Chillangua, que son nuestras hierbas del Pacífico, nos proporcionan a nuestros platos el mejor sabor. Un sabor único”, asegura Rosa Garcés, propietaria del restaurante “Sazón Shaira”, ubicada en las playas del Moro, en el puerto de Tumaco.
Rosa, que junto a Ruby Gongora, hacen parte de las 15 cocineras tradicionales del Pacífico, sostiene que su pasión es la cocina tradicional del Pacífico: “Cocao de Tollo”, “Bala de Plátano”, “Encocado de Camarón”, “Encocado de Pescado”, “Tapado de Pescado”, “Sancocho de Bagre”, “Ceviche de Piangua”, “Ceviche de Pescado” y “Ceviche de Calamar”.
“Esta es nuestra pasión. Eso es lo que preparamos aquí en nuestra cocina tradicional del Pacífico”. Concluyó Rosa Garcés.
“La CamHarina” un emprendimiento innovador, que cuenta con el apoyo de organismos como la Alianza Bioversity International y el Centro Internacional de Agricultura Tropical, Ciat, demuestra que la economía circular puede cambiar vidas y proteger el mar.
(*) Este texto inicialmente fue publicado en la página de Caracol Radio Cali.